
El siglo XXI plantea un estilo de vida con mayores exigencias físicas y psíquicas que se trasladan al plano espiritual. Los ataques de pánico o trastornos de ansiedad, se manifiestan en el cuerpo a través de la dificultad para respirar, el dolor de pecho, los mareos y la taquicardia.
Una de las principales causas de estos males es el aumento de los niveles de estrés y la exageración de las reacciones normales de los mismos y es por tales motivos que nuestro cerebro no reconoce diferencia entre el riesgo real o el riesgo virtual.
Monika Correia Nobre es Instructora de Meditación, astróloga y sanadora gemo-terapeuta. Explicó que el cuerpo recibe desde el cerebro una señal de alarma que le avisa que está en peligro, entonces el organismo se prepara para actuar: huir o atacar
Estas cualidades encuentran diferencia en el ser humano. “El problema es que actualmente el ser civilizado nos aleja de estas reacciones: no se permite pelear por que sí, tampoco huir de las que se perciben amenazantes y ese es el origen del ataque de pánico”, explicó Correia Nobre.
“Un miedo total que no encuentra expresión; entonces ocurre lo indeseado y aparecen síntomas: podemos sentirnos mal, tener pulsaciones rápidas, sensación de ahogo, frío y calor, angustia, y pensamiento de muerte”, aseguró la especialista.
Correia Nobre afirma que desde la meditación la solución está centrada en cuatro herramientas: movimiento, respiración, atención plena y pensamiento positivo. Destacó que la primera es el movimiento ya que a través de este se puede invertir energía extra durante un ataque de pánico.
Cuando el cerebro recibe una señal de alarma, el cuerpo comienza a generar adrenalina que circula por todo el torrente sanguíneo. El proceso es veloz y se traslada como un ataque o trastorno de ansiedad que puede durar entre diez minutos y media hora.
Para superar estos males, la primera reacción debe ser la de efectuar movimientos para liberar energía; cualquier acción dinámica es aconsejable para contrarrestar los efectos durante un episodio de pánico o ansiedad.
La segunda reacción debe vincularse a la conexión con la respiración, ya que el ritmo de entrada y salida de aire del cuerpo se ha modificado generando un cambio emocional. Inhalar profundamente y exhalar pronunciando la letra s con atención, mejora rápidamente la situación.
La atención plena es una técnica apreciada en meditación, que consiste en enfocarse completamente en lo que estamos haciendo. La concentración en los sentidos y conciencia logran transformar el espacio mental del ataque de pánico al de la confianza.
De lo químico a lo físico
En el mundo de lo más contemporáneo, muchas personas optan por la ingesta de drogas derivadas de las benzodiacepinas, para contrarrestar los efectos de los ataques de pánico y los trastornos de ansiedad.
Sin embargo, el efecto sólo conduce a una solución temporal y meramente virtual, ya que mientras la droga reduce la actividad eléctrica en el cerebro, los movimientos, la respiración y la concentración suelen mantenerse sin modificaciones en el cuerpo humano.
De la Redacción de Diario Cafayate